Friday, December 1, 2006

Sunday's homily (in Spanish): December 3, 2006

I DOMINGO DE ADVIENTO
(Lucas 21)
El hombre habló con fuerza. Todo el mundo quedó asombrado. “Unos dicen, ‘regresen a Cristo a Cristmas,’” gritó, “pero digo yo, saquen a Cristo del tiempo.” ¿Era un Ebenezar Scrooge o, posiblemente, un ateo? No, era un predicador y maestro de la Biblia. Quería recordar a todos que el tiempo de Adviento no es para prepararse para la celebración navideña. No, al menos en las primeras semanas del tiempo, es para enfocar en la venida de Cristo al final de las edades. En Adviento esperamos el regreso de Cristo en la gloria.
La incongruencia entre el Adviento en la mente popular y el tiempo de la gran espera no debe sorprendernos. Nosotros cristianos vivimos en un mundo a menudo contrario a los anhelos de nuestras conciencias. Donde el mundo busca el poder sobre otra gente, nosotros queremos la igualdad entre humanos. Donde el mundo amontona fortunas para malgastar, nosotros compartimos para que se cumplan las necesidades de todos. Donde el mundo desea el sexo simplemente por el placer, nosotros lo consideramos como el catalizador del amor matrimonial y el instrumento de la regeneración humana. Creemos que Cristo venga para validar nuestros esfuerzos para vivir justos en este mundo a menudo chueco.
El evangelio de hoy muestra los temas de Adviento. El fin de los tiempos puede irrumpir en cualquier momento. Cuando pase, Jesucristo – “el Hijo del Hombre” -- vendrá “con gran poder y majestad.” Tenemos que evitar los vicios para prepararnos de recibirlo. Entonces, podremos enderezarnos con cabezas altos. Será la ocasión de nuestra liberación de las burlas del mundo que no se conforma a la voluntad de Dios.
Cuando Jesús pide que velemos y oremos continuamente, no tiene en cuenta una postura pasiva. No, él quiere que nuestra vigilancia tome la forma de preparaciones para un huésped especial a nuestro hogar. Si nos visitara el Papa o el Presidente, limpiaríamos cada rincón de la casa, sacaríamos la vajilla más fina, y compraríamos flores para la mesa. Con tal preocupación queremos construir una sociedad recta para el retorno del Señor. Por esta razón los trabajadores se juntan para hablar de los problemas laborales; los jubilados ayudan a los pobres con la Sociedad de San Vicente de Paulo; y todos votamos con el bien común en cuenta.
Esperamos mucho. Esperamos para el bus o en el tránsito. Esperamos en la tienda y delante el televisor. En los aeropuertos se puede ver a los viajeros esperando sus vuelos. Algunos, particularmente los jóvenes, tienen computadoras en los regazos. No pasan el tiempo ociosos sino siguen trabajando. Debe ser así con todos cristianos durante el tiempo de Adviento. Nuestra espera para Cristo no debe ser tiempo perdido. No, deberíamos esforzarnos para vivir justos en este mundo. Es nuestra manera de esperar.

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