Sunday, December 24, 2006

Homily for Christmas Day (in Spanish)

NAVIDAD – MISA DE LA MAÑANA – 25 de diciembre de 2006 (Lc 2:10-19)

La Navidad puede animarnos o puede desanimarnos. Todo depende en cómo respondemos a la ocasión. Dios nos provee una oportunidad de oro de cumplir su voluntad. Con el supremo acto de buena voluntad, Dios nos ha enviado a Su hijo. ¿Qué vamos a hacer con la oferta? En el evangelio esta mañana encontramos a tres grupos de personas. Cada grupo responde de manera diferente al don de Dios.

Los pastores oyen las buenas noticias de los ángeles. Ellos averiguan el asunto y reconocen a su Salvador. Los pastores representan a aquellas personas que aprecian el valor del don de Dios. Son como nosotros asistiendo en la misa esta mañana. Sabemos que el Salvador ha llegado y lo seguimos por tomar en cuenta las debilidades de otras personas antes de juzgarlas. Haremos esto por un rato tal vez cumpliendo la semana sin un juicio falso. Sin embargo, dentro de poco vamos a estar como siempre. Tal vez estaremos maldiciendo al viejo que maneja el carro lentamente o a la joven que se apresura entre su empleo y su familia.

El segundo grupo que encontramos en el evangelio es la gente a quienes los pastores cuentan de todo lo que han visto y oído. Estas personas quedan asombradas de lo que se les dice. Sin embargo, esto no significa mucho. Muchas gentes en el evangelio están asombradas por los milagros de Jesús pero no responden a él con el seguimiento. Su fe tiene poca raíz quizá como la mayoría celebrando la Navidad. Compran y compran, festejan y festejan. Pero el motivo detrás de la celebración se hace perdido. ¿No es cierto que el día después de la Navidad todas las emisoras radiadas dejarán de tocar cantos navideños, las tiendas cambiarán sus adornos, y los lotes baldíos se encontrarán con árboles navideños echados? Cristo, el Salvador del mundo, tiene muy poco efecto en estas gentes.

El tercer grupo en la historia evangélico se comprende de sola una persona. Se dice que María medita todo en su corazón. En el Evangelio según San Lucas se retrata ella como siempre poniendo en práctica la palabra de Dios. Así María es el modelo cristiano. A veces encontramos a gentes como María entre los más pobres.

Una vez en Honduras un misionero trepó una montaña para celebrar la misa con una comunidad de campesinos la noche posterior de la Navidad. Llegando a la aldea temprano el misionero fue a la junto del grupo juvenil. Allí el líder le pidió que dijera algo al grupo. Preguntó el misionero sobre los regalos de los muchachos. Pero le parecía que los muchachos no entendían. Respondieron sólo en términos de lo que iban a hacer por Jesús. Entonces el misionero se dio cuenta que él era la persona de poco entendimiento. Esos muchachos vinieron de familias demasiado pobres a comprar regalos navideños. Celebran el nacimiento de Cristo sólo con abrazos en todos lados y con una fiesta de tamales. Los únicos regalos que ofrecen son lo que van a hacer por Jesús: ser más atentos en la oración, más serviciales en la familia.

Como hay en un drama, cada uno de nosotros se comprende de un elenco de caracteres. A veces nos comportamos como el mundo comprando y comprando, festejando y festejando sin pensar en otras personas. A veces nos ponemos sensibles a las debilidades de otras personas por no hacer juicios rápidos. Nuestra tarea en la vida es hacernos más consistentes en el segundo papel y eliminar el primero. Como los campesinos en Honduras podemos hacerlo como nuestro regalo navideño a Jesús. En este modo enseñaremos a todos que realmente apreciamos el don de Dios a nosotros. En estos modos apreciamos el don de Dios.

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