Mírese en un espejo. ¿Qué ve? ¿Una imagen exacta? No, su mano derecha aparecerá como la mano izquierda en el espejo. Si, está llevando una camiseta con escrito, el escrito aparecerá inverso. Podemos decir que cada cosa reflejada en un espejo es el contrario de cómo aparece en la realidad, al menos según la dirección. Cuando Jesús habla del Reino de Dios en el evangelio hoy, está tratándolo como si fuera un espejo.
En la realidad actual, los pobres tienen que luchar para sobrevivir. En el Reino de Dios, ellos tendrán carne y tortillas en abundancia. En la realidad actual, los que lloran andan cabizbajos. En el Reino, van a bailar. En la realidad actual, algunos están despreciados. En el Reino, serán brindados como santos.
Sin embargo, no son todos los pobres que vayan a comer bien y no son todos los que lloran que vayan a alegrarse. No, Jesús tiene en cuenta aquí aquellos pobres que ponen a Dios como el arquitecto de sus vidas. Estos pobres viven llevando a cabo sus planes. Un muchacho estaba buscando comida entre los desechos en un gigante recipiente de basura. Cuando un hombre lo vio, le compró unos pedazos de pollo frito. El muchacho lo comió hasta que notara un gatito maullando a su lado. Entonces, el muchacho echó parte de su pollo al gatito. Este es un pobre que vale el Reino.
En el Reino los ricos también experimentarán una inversión. Si no confían en Dios, van a encontrarse empobrecidos. Esta semana se informó que una joven bellísima murió inesperadamente. Ella llamó la atención hace algunos años por casarse con un billonario de ochenta y pico años. Si no desfalleció de una dosis excesiva de drogas, es cierto que las tomaba. También, la mujer mentía mucho. Su madre dijo que lo importante para la bella era la plata – mentiría y vendería su afecto para hacerse rica. Evidentemente como muchas personas de este género, ella fue dejada muy decepcionada.
Cuando usted tiene un momento, mírese en un espejo. ¿Qué verá? ¿Una persona bellísima? Sí, es cierto porque Dios lo ha formado. También, ¿una persona que ha puesto a Dios como el arquitecto de su vida? Esperemos que sí. Llevando a cabo sus planes vale más que la plata. Vale un puesto en el Reino de Dios. Sí, vale el Reino.
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